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LA IGLESIA DE SAN FRANCISCO
El templo católico más antiguo en pie de Santiago

¿Alguna vez te has preguntado cómo era Santiago hace más de 450 años?

Por más de cuatro siglos, una joya arquitectónica ha permanecido firme en medio del constante cambio de la capital chilena. En la esquina de Alameda con San Francisco, entre edificios modernos y el incesante ritmo urbano, se alza la Iglesia de San Francisco: el templo católico más antiguo en pie de Santiago y uno de los vestigios más potentes de la época colonial.

Este monumento histórico, proclamado como tal el 6 de julio de 1951, no solo ha sobrevivido al paso del tiempo, sino también a terremotos, reconstrucciones y transformaciones urbanas. Su historia comienza en el siglo XVI, cuando los primeros colonizadores españoles erigieron una pequeña ermita en honor a la Virgen del Socorro, imagen traída por Pedro de Valdivia en 1540

En 1554, el Cabildo de Santiago entregó el lugar a la orden franciscana, junto a una gran extensión de terreno hacia el sur. Fue allí, en 1572, donde comenzó a levantarse la primera versión de la iglesia y, poco después, su convento. En los inicios de la construcción, el lugar era considerado un lugar lejano y peligroso, ya que la actual Alameda correspondía a un brazo del río Mapocho, que actuaba como barrera natural entre la ciudad y el territorio circundante. Veinte años más tarde, en 1618, la Iglesia fue oficialmente inaugurada, convirtiéndose desde entonces en un pilar espiritual y urbano de la ciudad.

Desde este lugar, los franciscanos no solo se dedicaron a la vida religiosa, sino también a labores educativas, sociales y culturales que marcaron profundamente la historia de la ciudad. 

A pesar de llevar una vida marcada por la austeridad, los franciscanos decidieron traer artesanos desde el Perú, expertos en el trabajo de la madera, con el fin de dar majestuosidad y elegancia a la construcción de la iglesia, ya que en Chile no se contaba con ese tipo de especialistas. 

Uno de los elementos más notables del templo es el artesonado de su nave central, una estructura de madera que refleja la influencia del arte mudéjar, que, en conjunto con los enormes muros blancos de piedra, muestran todo el esplendor de la iglesia, configurando de esta manera a uno de los pocos ejemplos de arquitectura y arte colonial que hay en la ciudad.

Construida con distintos materiales de la zona, la Iglesia de San Francisco ha sido testigo del crecimiento y transformación de Santiago, resistiendo incluso más de 15 sismos sobre magnitud 7 gracias a su diseño, el terreno y un sistema de fundación antisísmico, que lo llevaron a sufrir numerosos daños que obligaron a diversas reconstrucciones y refuerzos arquitectónicos. Ahora, pese a que aún conserva su estructura original de piedra, elementos como su torre actual, que fue diseñada en 1857 por el primer arquitecto chileno, Fermín Vivaceta, estructura que aún se impone en el centro histórico de Santiago.

Debido a dificultades económicas que atravesó la orden de los franciscanos a comienzos del siglo XX, parte del terreno perteneciente a la iglesia comenzó a ser vendido. Como resultado, en 1913 fueron demolidos los claustros interiores del convento, dando paso a lo que hoy conocemos como el emblemático barrio París- Londres.  

Más que una iglesia: un museo de historia y arte 

Instalado en el antiguo convento, el Museo de Arte Colonial San Francisco fue inaugurado en 1969 y constituye una de las colecciones más valiosas de arte colonial en Chile. Su núcleo principal está formado por 42 pinturas del siglo XVII que narran la vida de San Francisco de Asís, realizadas por artistas anónimos del Cuzco y traídas desde Perú en 1684. Estas obras, de gran valor histórico y estético, combinan elementos europeos e indígenas en un sincretismo que caracteriza al arte colonial sudamericano. Además, el museo alberga esculturas religiosas, objetos litúrgicos, muebles coloniales y documentos históricos que permiten al visitante sumergirse en la vida cotidiana y espiritual de la época. Así como una sala dedicada a la célebre poetisa chilena, Gabriela Mistral, donde se encuentra la medalla y el pergamino del Premio Nobel de Literatura que recibió en 1945, que quedaron bajo la custodia de la orden franciscana. Al interior de la iglesia, se encuentra el altar mayor, dedicado a la Virgen del Socorro, que destaca por su trabajo de custodiar la imagen original traída por Pedro de Valdivia.  Hoy, la Iglesia de San Francisco es un símbolo de la identidad de Santiago, un refugio de memoria en medio de la ciudad moderna. Sus muros han sobrevivido generaciones enteras, y su presencia es un recordatorio vivo de los orígenes de la capital de Chile.   Referencias https://www.monumentos.gob.cl/patrimonio-mundial/lista-tentativa/iglesia-convento-san-francisco-santiago https://www.monumentos.gob.cl/monumentos/monumentos-historicos/iglesia-convento-san-francisco https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-69962016000200013 https://www.santiagoturismo.cl/iglesia-de-san-francisco/ https://www.museovicunamackenna.gob.cl/noticias/400-anos-de-la-iglesia-de-san-francisco-de-santiago https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-71942019000100109#:~:text=“Las%20capillas%20de%20los%20cuerpos,la%20colocó%20en%20su%20ermita  

Con más de 450 años de historia, este icónico lugar ha sido testigo del nacimiento y transformación de Santiago.

La torre actual, fue diseñada en 1857 por el primer arquitecto chileno, Fermín Vivaceta,

Una invitación a que revivas junto a nosotros esta historia, que también es tuya. Que te reencantes, resignifiques y reconectes con tu Patrimonio Cultural.
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