En pleno centro de Santiago, a tan solo pasos de la agitada Alameda, se esconde uno de los rincones más encantadores y significativos de la capital: el Barrio París-Londres. Con su trazado íntimo y su aire pausado, este conjunto urbano ofrece un viaje a través del tiempo, entre adoquines centenarios y fachadas que emulan paisajes del Viejo Continente.
Diseñado en 1920 por los arquitectos Ernesto Holzmann (padre e hijo), sobre terrenos que alguna vez pertenecieron a la Iglesia de San Francisco, el barrio es una joya urbana cuidadosamente planeada. Sus calles estrechas, curvas suaves, balcones y placas conmemorativas evocan recuerdos de otra época. Su arquitectura, con influencia Renacentista, Tudor y Neoclásica, incluye también algunos detalles Modernistas; convirtiendo a este barrio en un imperdible para los turistas locales y extranjeros.
Inaugurada en 1618, ha resistido terremotos, y modernizaciones, manteniéndose como un símbolo silencioso de la resiliencia y espiritualidad de la ciudad, que además alberga al Museo de Arte Colonial de San Francisco, y su colección de arte colonial, la más importante en Chile.
A comienzos del siglo XX, los franciscanos se enfrentaron a un periodo de estrechez económica y al acelerado crecimiento urbano de Santiago, circunstancias que obligaron a los franciscanos a vender parte de sus terrenos. Como resultado, en 1913, con la demolición de los claustros interiores del convento, se dio origen a la conformación del actual Barrio París-Londres, símbolo del nuevo trazado urbano.
En 1982, el barrio fue declarado Zona Típica, protegiendo su arquitectura única y su historia dentro del centro de Santiago. El barrio, y sus alrededores, albergan importantes instituciones y centros de encuentro artístico. Entre ellos destacan el Centro Cultural CEINA, el Centro Arte Alameda, la Casa de Nemesio Antúnez, el espacio memorial de Londres 38 y el recién inaugurado Espacio Londres, un nuevo epicentro cultural que busca activar la memoria y el diálogo entre generaciones.
Sus calles estrechas, curvas suaves, balcones y placas conmemorativas evocan recuerdos de otra época.
El Barrio París-Londres y sus alrededores no es solo una postal patrimonial. Es también un nodo político, académico y cultural.