El obelisco de la Primera Junta Nacional de Gobierno

Pocos lo saben, pero en plena Alameda, justo en frente del Barrio París-Londres, alguna vez se alzó un obelisco conmemorativo de la Primera Junta Nacional de Gobierno.

Hoy solo lo recordamos a través de fotografías antiguas –donde se muestra frente a la Iglesia de San Francisco–, como un símbolo que alguna vez nos habló de nuestra historia.

El monumento fue concebido como un gesto simbólico hacia la independencia, en un período en que la joven república chilena buscaba inscribir sus hitos fundacionales en el espacio público. De esta forma, el obelisco representó un esfuerzo por materializar en la ciudad el recuerdo de la Primera Junta de 1810, y al mismo tiempo responder a una necesidad más amplia: dotar a la capital de referencias monumentales que conmemoraran sus hechos políticos más relevantes.

La cita de Lisa Flora Voionmaa Tanner permite situar este obelisco en el marco de la discusión arquitectónica y cultural de mediados del siglo XIX. Su lectura enfatiza la preocupación de Claudio F. Brunet Debaines, arquitecto francés contratado por el gobierno chileno:

“Nada quedó de estos obeliscos que al comienzo de la década de 1860 pertenecieron a la imagen urbana de la Alameda. Quizá, el obelisco de la Primera Junta llenó por un tiempo el vacío por lo cual alcanzó a reclamar en 1849 el arquitecto francés Claudio F. Brunet Debaines, contratado por el gobierno. En una carta, dirigida al ministro de Instrucción Pública, el arquitecto decía: ‘Entre las bellas acciones que pueden caracterizar la vida política de un pueblo es sin duda alguna la más sobresaliente la que hace sacudir el yugo de la conquista y le asegura su nacionalidad y su independencia. Este hecho se ha verificado en Chile con el socorro y la inspiración de hombres, cuyos nombres pertenecen a la historia. Sin embargo el estranjero que recorre a Chile, busca en vano el signo aparente de un suceso que honra al mismo tiempo a los caudillos que los prepararon y al pueblo que lo segundó, sellando con su sangre la era de la independencia. Para llenar este vacío histórico, vengo a proponer a U.S. el que se erija en el sitio más a propósito de la Capital, en el Paseo de las Delicias, por ejemplo, un monumento conmemorativo de la independencia de Chile’. Quizá, fue, precisamente, el obelisco de la Primera Junta del Gobierno, colocado en Alameda, que respondió a esta inquietud del arquitecto.”

Lisa Flora Voionmaa Tanner,“Escultura Pública Santiago 1792-2004. Del monumento conmemorativo a la escultura urbana”,Ocho Libro Editores.

 

A pesar de su relevancia, el obelisco tuvo una existencia efímera. A comienzos de la década de 1860 ya había desaparecido del paisaje urbano, sobreviviendo únicamente en registros fotográficos donde se le observa emplazado en el Paseo de las Delicias. Estos documentos permiten reconstruir parcialmente la memoria de un Santiago que, en su afán de modernización, también ha borrado huellas materiales de su pasado. El caso del obelisco de la Primera Junta invita a reflexionar sobre la fragilidad del patrimonio monumental y sobre los procesos de selección que determinan qué símbolos permanecen y cuáles se desvanecen. Así, más allá de su ausencia material, este monumento continúa interpelándonos como parte de una historia urbana que articula memoria, olvido y transformación.  

Una invitación a que revivas junto a nosotros esta historia, que también es tuya. Que te reencantes, resignifiques y reconectes con tu Patrimonio Cultural.
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